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PLURAL

CONTUNDENTE INICIO DE VENTURA EN SU TEMPORADA XXV, EN ESPAÑA


Cortó dos orejas; Ferrera y Valadez, oreja, en Olivenza


Plaza de toros de Olivenza. Corrida Matinal. Tres cuartos de entrada, con llovizna. Toros de María Guiomar Cortés de Moura (primero y cuarto) para rejones y de Victorino Martín para lidia a pie; así como un sobrero de Fermín Bohórquez (quinto).

Diego Ventura: oreja y oreja

Antonio Ferrera: oreja y silencio

Leo Valadez: palmas y oreja tras aviso




Tras haber concluido su brillante campaña mexicana, el rejoneador europeo Diego Ventura dio inicio este domingo 15 de marzo a su campaña del XXV aniversario y salió en hombros de la corrida matinal de la Feria de Olivenza, España, en la que cortó dos orejas, tras haber superado los embates del clima, el juego de los toros, pero, sobre todo, las secuelas que aún le quedan producto de la lesión de clavícula, así como de la fractura de peroné.



Diego Ventura, llegó al coso con la ayuda de muletas, al igual que sucedió en el coso mexicano de Mérida, Yucatán, una semana antes, ya que no desea perder fecha alguna. Ahora, el panorama era poco alentador pues la noche previa llovió con intensidad y a pesar de que el ruedo estaba cubierto con una loma, muy proto fue complicando su condición debido a la humedad que generó la llovizna intensa que se registró desde las primeras horas del día en esa región española.



Su esfuerzo titánico tuvo la recompensa al haber cortado la oreja de cada toro de su lote; mientras que a pie, Antonio Ferrera, consiguió una, al igual que el mexicano Leo Valadez, quienes también se esforzaron sobremanera, antes que el clima se pusiera imposible y obligara a la cancelación de la corrida vespertina que dejó a la otra terna de matadores sin poder torear.



Diego trazó faenas impecables en el fondo y en la forma en la medida del diferente juego de sus dos enemigos. Una oreja cortó al buen primer toro de María Guiomar, muy colaborador, tras una faena vibrante y siempre en tono creciente; en una labor donde el caballista logró un punto cumbre en la monta de “Nazarí”; embelesó la nobleza del astado para completar hasta dos vueltas al ruedo con la embestida cosida a milímetros del estribo del jinete. Terminó su labor al emplear un rejón de muerte en muy buen sitio que precisó, no obstante, del descabello y Diego Ventura lo concretó desde el caballo, ya que no podía echar pie a tierra.



Obtuvo otro apéndice del cuarto toro de lidia, también de Cortés de Moura, que tuvo menos celo y, por tanto, menor colaboración, por lo que el lidiador a caballo tuvo que llegarle mucho al toro en cada lance. En esa misma cercanía clavó tres cortas al violín y dos rosas para ponerle el broche a una faena de entrega sin condiciones. Pinchó antes de medio rejón, por lo que únicamente se alzó con una oreja; su segunda de la mañana.



Por lo que respecta a sus alternantes, primeramente, Antonio Ferrera puso entrega a lo largo de toda la corrida. Su primero arrancó de lejos en el caballo, pero no se empleó en el peto en las dos varas que tomó el de Victorino. Fue una obra llena de delicadeza en los toques de Ferrera y de proposiciones suaves al animal hasta conseguir embaucarlo en las telas por ambos lados, Antonio fue a más y tras una estocada magnífica, paseó una oreja. El quinto fue un inválido.



Con el cierraplaza, Leo Valadez, lució lo que no consiguió ante el tercero. Con ese último toro tuvo que echar mano de toda su experiencia y técnica ya que su enemigo se fue apagando, por lo que el torero de Aguascalientes tuvo que ir sacando los pases de uno en uno a un toro que se tornó complicado. Y le siguió robando momentos de mérito al de Victorino, al que dejó una estocada en lo alto. Fue premiado con una oreja tras haber escuchado un aviso.



La corrida vespertina se suspendió por lluvia torrencial, iban a torear José María Manzanares, Andrés Roca Rey y Pablo Aguado, ante un encierro de Núñez del Cuvillo.

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