Es una herramienta para frenar la corrupción: Diego Bautista; Códigos de conducta son oportunidades de mejora: Rodríguez Alba.
Personal del OSFEM participó en conferencias sobre ambos temas.
El impulso de una cultura ética y de legalidad, pero, sobre todo, la coherencia de la persona servidora pública entre lo que dice y hace, y mantener su dignidad como uno de los grandes valores, son factores a considerar dentro de las instituciones públicas para enfrentar la corrupción, fenómeno en el que los actores se han vuelto cada vez más hábiles.
En lo anterior coincidieron el Doctor Óscar Diego Bautista y el Doctor Jaime Rodríguez Alba, al dictar conferencias a servidoras y servidores públicos de la Unidad de Investigación del Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM), encabezados por su titular Hugo Armando Pérez Albarrán, así como de la Unidad de Asuntos Jurídicos, a cargo de Simón Reyes Ramos.
Diego Bautista, investigador del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) sostuvo que, aunque se siga considerando como algo abstracto, es una herramienta invaluable para frenar la corrupción en el interior de las instituciones y el trato hacia afuera.
En su intervención, con el tema “Reflexiones sobre la corrupción y prevención mediante la ética pública”, recalcó la importancia de gobernar con base en esta, ya que se necesitan verdaderos servidores públicos, individuos idóneos con perfiles éticos para enfrentar los retos del país. “La ética es un poderoso instrumento de control de la corrupción” dijo, por tanto, se necesita impulsar una cultura que llegue a todos los servidores públicos, empujar su mundialización porque es la antítesis de la corrupción, expresó.
Mencionó que hoy en día existen más de 100 valores que deben poseer los servidores públicos, tales como capacidad para el cargo, lealtad a la Constitución, así como virtud y justicia, aunque advirtió que su transmisión o enseñanza depende del país que se aborde ya que en las naciones desarrolladas hay instituciones y especialistas (agentes éticos), a diferencia de los subdesarrollados en los que no existen ninguno de los dos.
Por su lado, Jaime Rodríguez enfatizó que si bien el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) busca combatir la corrupción, hay fallas a la hora de ligar propósitos con una administración electrónica porque la interoperabilidad entre los niveles de gobierno no funciona del todo al haber desajustes en la aplicación de recursos para adquirir plataformas y códigos.
Advirtió que no solo se trata de emplear avances tecnológicos para combatir la corrupción, sino que tiene que ver a veces con la inclinación política de quienes están al frente; también con que la tecnología se vuelve ambivalente. Lo que importa, indicó, es cómo las instituciones aplican de mejor manera herramientas que impulsen un servicio público comprometido.
En su conferencia “Gestión de integridad en las organizaciones”, indicó a los servidores públicos del OSFEM que su labor es muy importante para sentar las bases de la sociedad mexicana del próximo siglo y sea diferente a la de ahora. Propuso, además, impulsar una cultura de integridad —que ya está plasmada en el Reglamento Interno del OSFEM—; articular el control interno con las entidades de fiscalización superior, a través de mejorar la rendición de cuentas y la gestión de riesgos; aplicar herramientas de gestión ética con sistema y marcos de integridad; y ver a los Códigos de Ética y de Conducta como oportunidades de mejora.
En las conferencias estuvieron presentes directivos, jefaturas de departamento, así como abogadas y abogados de las Unidades de Investigación y la de Asuntos Jurídicos del órgano fiscalizador mexiquense.
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